O artigo é da Condé Nast Traveler e rendi-me logo nas primeiras palavras: concebida para e por sonhadores. E claro fala do meu querido Palácio Belmonte, para mim uma das moradas mais sagradas da nossa cidade. Vale muito a pena ler.
Literaria y literata, Lisboa parece concebida por y para soñadores. Su orografía ondulante, con cuestas que requieren de la ingeniería de los ascensores, se nos antoja un capricho geográfico para que pueda haber muchos miradores y utilicemos el tranvía para ahorrarnos tremendas subidas. Desde ese “animal mitológico” con el que Saramago definió el ovillo de Alfama, lo más cercano que nos queda a sus orígenes en la horma de un casco medieval, Lisboa se despliega en barrios muy próximos y diferentes –el Chiado, Baixa, Bairro Alto, Estrela, Belém…– cuyos nombres abren el apetito de la curiosidad nada más atravesar los tímpanos.